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En Misión de Amor y Vida, nuestro viaje comenzó en 2005 con un propósito simple pero poderoso: llevar esperanza y sustento a quienes más lo necesitan. Fundada originalmente como Misión de Amor, nuestra primera misión fue proporcionar alimentos y apoyo a las personas de Cuba, atendiendo las necesidades urgentes de una comunidad que enfrentaba dificultades. Con el tiempo, nuestra visión se expandió y, con ella, nuestro impacto. Hoy, creemos en el poder transformador de la fe, la educación y la comunidad.
Desde nuestros humildes comienzos llevando alimentos a Cuba, hemos crecido hasta convertirnos en un movimiento dedicado a construir iglesias y escuelas en toda América Latina y el Caribe. Estos espacios son más que simples edificios: son faros de esperanza, educación y oportunidades para las comunidades que más lo necesitan. Lo que comenzó como una misión para alimentar cuerpos, se ha convertido en una misión para alimentar almas, mentes y futuros. En Mission of Love and Life, honramos nuestras raíces al continuar sirviendo con el mismo amor y dedicación que inspiraron nuestra fundación. Juntos, estamos construyendo un futuro más brillante, una comunidad a la vez.
Nuestro trabajo ha llegado a países como El Salvador, República Dominicana, Panamá, Ecuador, Colombia, Cuba, Nicaragua y Costa Rica, donde hemos construido espacios que sirven como pilares para el crecimiento espiritual y educativo de las comunidades.
En cada lugar donde trabajamos, nuestra misión va más allá de simplemente construir edificios. Creemos que el verdadero impacto se logra transformando vidas. Por eso, al finalizar cada proyecto, organizamos viajes misioneros familiares para fortalecer a la comunidad y compartir el amor de Cristo. Durante una semana, llevamos a cabo:
Al final de esta semana impactante, celebramos la inauguración de la iglesia o la escuela.
Es un día de alegría y bendición, donde la comunidad se reúne para agradecer a Dios y consagrar el espacio que servirá como refugio espiritual y educativo. Además, realizamos bautismos para aquellos que han decidido dedicar sus vidas a Cristo, marcando un nuevo comienzo en su camino de fe.
Nuestro trabajo es posible gracias a la dedicación de voluntarios, iglesias asociadas y personas comprometidas con la Gran Comisión. Si deseas ser parte del cambio y extender el amor de Dios a más comunidades, ¡únete a nosotros! Juntos, podemos seguir construyendo un futuro lleno de esperanza.